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CRECIMIENTO INFANTIL Y BRECHAS EN EL ACCESO A LA SALUD

Inequidad de género en el acceso a los tratamientos con hormona de crecimiento en América Latina

Un nuevo estudio regional advierte que las niñas con trastornos del crecimiento acceden en menor medida a terapias con hormona de crecimiento, a pesar de tener las mismas indicaciones clínicas que los varones. Especialistas reclaman estrategias basadas en evidencia para garantizar diagnósticos oportunos, equidad en la atención y continuidad de los tratamientos.

PorTendencia de noticias
19 sept, 2025 11:09 a. m. Actualizado: 19 sept, 2025 11:09 a. m. AR
Inequidad de género en el acceso a los tratamientos con hormona de crecimiento en América Latina

Noticias Argentinas difundió que en el marco del Día Internacional de Concientización sobre el Crecimiento Infantil, que se conmemora cada 20 de septiembre, especialistas en endocrinología pediátrica destacaron que esta fecha representa una oportunidad para visibilizar a todos aquellos niños y adolescentes en Argentina que conviven con trastornos del crecimiento que pueden afectar su salud física, emocional y social.


En ese contexto, se dieron a conocer los resultados de un nuevo estudio presentado recientemente en el último Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Endocrinología Pediátrica, celebrado en Panamá, el cual pone en evidencia preocupantes desigualdades en el acceso al principal tratamiento para casos de deficiencia en la producción de hormona de crecimiento, retraso de crecimiento intrauterino y niños pequeños para la edad gestacional sin recuperación de talla, entre otros diagnósticos.


En este tipo de situaciones, el tratamiento indicado suele ser la administración de hormona de crecimiento recombinante humana (r-hGH), una terapia científicamente validada que mejora significativamente la estatura final cuando se aplica de manera oportuna y sostenida.


El estudio analizó los datos de 7.770 pacientes menores de 18 años que requirieron esta terapia por alguna de las condiciones mencionadas, en 12 países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú).


En todos los casos se utilizó una plataforma digital que permite monitorear la adherencia al tratamiento y evaluar sistemáticamente variables clínicas como la edad de inicio, el sexo y la indicación terapéutica. Uno de los hallazgos centrales fue que, en 9 de los 12 países analizados, la proporción de niños varones tratados fue igual o superior al 55%, a pesar de que la prevalencia de los trastornos no presenta diferencias concluyentes entre niños y niñas.


Por ejemplo, en Costa Rica, el 80% de los pacientes tratados eran varones, mientras que en El Salvador la cifra alcanzó el 68%. Solo en Argentina se logró una distribución más equitativa entre ambos géneros. Esta brecha sugiere que factores no biológicos, como las percepciones sociales sobre la estatura masculina, podrían estar influyendo en las decisiones médicas de derivación y tratamiento.


Los autores del estudio concluyeron que es indispensable desarrollar estrategias armonizadas y basadas en evidencia para garantizar una intervención oportuna en todos los países. Esto incluye mejorar los procesos de diagnóstico, reducir las demoras administrativas y visibilizar el derecho de las niñas a acceder al mismo nivel de atención que los varones.


En palabras de la Dra. Natalia García Basavilbaso, una de las autoras de la investigación: "Lamentablemente, en muchos contextos se sigue priorizando la altura como un atributo deseable en los varones, lo que puede llevar a una atención médica más rápida para ellos, mientras que las niñas enfrentan demoras o incluso falta de diagnóstico".


Por su parte, el Dr. Javier Chiarpenello, médico endocrinólogo, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Provincial del Centenario en Rosario y también coautor del estudio, destacó la relevancia de la muestra analizada: "Prácticamente no existen trabajos con un número de pacientes tan grande como el contemplado en este relevamiento, lo que pudo lograrse gracias al ecosistema que permite integrar características epidemiológicas y grados de adherencia de la población en tratamiento. También proporciona datos de todas las aplicaciones diarias para obtener los grados y porcentajes de adherencia a la terapia, la edad de inicio de tratamiento de estos chicos, el porcentaje de varones y niñas tratados y las respuestas alcanzadas".


Desde la perspectiva de las familias, Inés Castellano, presidenta de la Asociación Civil Creciendo —integrada por familias de niños con trastornos de crecimiento—, advirtió que "esta inequidad en el acceso a un tratamiento validado científicamente compromete la salud física de las niñas, pero también su autoestima y desarrollo integral".


Otro aspecto relevante del estudio fue el retraso generalizado en el inicio de la terapia. La mediana de edad para comenzar el tratamiento con hormona de crecimiento fue de 10 años en Argentina y de hasta 11,3 años en países como Panamá y Costa Rica. Estas cifras se consideran tardías en comparación con las recomendaciones internacionales, que destacan la importancia de intervenir lo antes posible para maximizar los beneficios terapéuticos.


Sobre las consecuencias de no tratar adecuadamente a tiempo, el Dr. Chiarpenello explicó que "el no tratar con hormona de crecimiento —o hacerlo por períodos muy cortos— implica que estos niños a futuro experimentarán, por un lado, disminución de su masa ósea, es decir, mayor predisposición a osteoporosis en la adultez joven, dado que la hormona es anabólica y contribuye a mejorar la calidad y aumentar la densidad del hueso. Por otro lado, también pueden sufrir mayor desarrollo de trastornos en los lípidos".


Además, agregó: "En numerosos estudios quedó demostrado que aquellos pacientes que tienen una adherencia al tratamiento superior al 85% logran sus objetivos finales y llegan a la talla objetivo genética. En cambio, aquellos que tienen una adherencia menor al 70% no logran llegar a la talla diana o la talla genética de los padres, a la cual deberían haber llegado. El no aplicar una vez por semana la hormona de crecimiento implica 3 a 5 centímetros menos de altura final".


En Argentina, la hormona de crecimiento recombinante está cubierta por el Plan Médico Obligatorio (PMO) en casos de deficiencia de hormona, insuficiencia renal crónica, síndrome de Turner y retraso de crecimiento intrauterino, entre otras condiciones. Sin embargo, muchas familias desconocen sus derechos o enfrentan demoras significativas para acceder a la medicación, lo que impacta negativamente en la eficacia del tratamiento. A ello se suman los problemas de adherencia, especialmente en la adolescencia, cuando la automedicación requiere compromiso y constancia.


Castellano también remarcó que el desafío no es solo individual: "En muchas provincias argentinas, los tratamientos se ven interrumpidos por problemas de logística o trabas administrativas. Las demoras en la entrega de la medicación, la falta de claridad sobre los requisitos y el vencimiento de formularios son algunas de las causas frecuentes de interrupción. El crecimiento no puede seguir siendo una carrera con ventajas para algunos y barreras para otros; cada centímetro cuenta y cada día de espera también".

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