En pleno corazón de las Yungas tucumanas, un vecino logró registrar con su cámara una escena tan esquiva como valiosa: un ocelote desplazándose con naturalidad dentro de la Reserva San Pablo. La aparición de este felino silvestre, considerado un indicador clave de la salud del ecosistema, fue celebrada por la comunidad científica y difundida por las redes sociales de la reserva, justo cuando se cumplen nueve años de su fundación.
La imagen fue compartida por las autoridades del área protegida a través de sus redes sociales, en coincidencia con el noveno aniversario de la creación de la reserva, inaugurada en 2016 por la Universidad de San Pablo-T como parte de las actividades del Bicentenario de la Independencia.
El ocelote es un felino de hábitos solitarios y alimentación estrictamente carnívora, que se nutre de aves, reptiles y mamíferos medianos. Su nombre proviene de los “ocelos”, unas manchas alargadas que cubren su cuerpo y que, al igual que una huella digital, presentan un patrón único en cada individuo.
Con más de 3.000 hectáreas de superficie, la Reserva San Pablo se extiende entre la ruta provincial 338 y Villa Nougués, en los faldeos de la Sierra de San Javier. Su misión es preservar el patrimonio biológico, paisajístico y cultural de uno de los ecosistemas más representativos del noroeste argentino: las Yungas Australes.
Además de su función ecológica, la reserva actúa como un aula a cielo abierto que promueve la educación ambiental, la investigación científica y el turismo responsable. Desde la institución destacaron que la aparición del ocelote no solo representa un hito para la fauna local, sino que reafirma el valor de las áreas protegidas para conservar la biodiversidad.
“Este tipo de registros nos motiva a seguir trabajando en la restauración y conservación del entorno. Es una señal de que la naturaleza responde positivamente cuando se le da el espacio y el tiempo para recuperarse”, señalaron desde la reserva.