Noticias Argentinas confirmo que las manos son uno de los vehículos más comunes para la transmisión de bacterias, y lavárselas correctamente permite eliminar virus, bacterias y otros gérmenes responsables de diarreas, infecciones respiratorias, neumonías e incluso complicaciones hospitalarias graves.
El lavado de manos con agua y jabón es una práctica sencilla, efectiva y económica que ayuda a prevenir múltiples enfermedades, entre ellas las Enfermedades Transmitidas por Alimentos, como el síndrome urémico hemolítico (SUH), la salmonelosis y la shigelosis.
En el marco del Día Mundial del Lavado de Manos, la directora médica nacional de Ospedyc, Dra. Valeria El Haj, señaló que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, tres de cada diez personas en el mundo no cuentan con instalaciones básicas para lavarse las manos en sus hogares, y dos de cada cinco escuelas carecen de servicios de higiene adecuados, lo que afecta a más de 800 millones de estudiantes.
La especialista explicó que la falta de higiene de manos está asociada cada año a casi 400.000 muertes por diarrea y más de 350.000 por infecciones respiratorias agudas, cifras que reflejan la magnitud del problema.
Frente a esta realidad, El Haj subrayó que la higiene de manos es una de las medidas más simples y efectivas para prevenir enfermedades infecciosas. Para que el lavado sea realmente eficaz, debe durar entre 20 y 30 segundos y cubrir todas las superficies: palmas, dorsos, entre los dedos, uñas, pulgares y muñecas.
Si bien el uso de alcohol en gel es una alternativa útil cuando no hay agua y jabón disponibles, la especialista advirtió que nunca reemplaza completamente al lavado de manos. En este sentido, destacó la importancia de incorporar este hábito en la vida cotidiana —en los hogares, las escuelas, los lugares de trabajo y los centros de salud— como parte de la conmemoración del 15 de octubre.
Finalmente, El Haj remarcó que no se trata sólo de una medida de higiene personal, sino de un compromiso colectivo con la salud pública. Lavarse las manos en momentos clave —como antes de comer, después de ir al baño, al llegar a casa o antes de atender a un niño o a una persona enferma— puede marcar la diferencia y salvar vidas.