
El ingenio Concepción, una de las principales industrias azucareras de Tucumán y entre las más grandes del país, se encuentra oficialmente en proceso de venta. La fábrica, propiedad del Complejo Alimenticio San Salvador S.A., conducido por el empresario Emilio Luque, vuelve a estar en el centro de la escena ocho años después de haber sido adquirida junto al ingenio Marapa al grupo Atanor, en una operación valuada en torno a los U$S 200 millones. El movimiento empresarial se produce en un momento clave para la actividad: la planta acaba de concluir una zafra en la que aportó el 14,4% de toda la caña molida de la provincia, equivalentes a 2.719.008 toneladas procesadas en 213 días.
Ubicado en Banda del Río Salí, el Concepción ocupa desde hace décadas un lugar estratégico en la producción sucroalcoholera tucumana. Su actividad se alimenta de caña proveniente de los departamentos Cruz Alta, Leales, Burruyacú y Tafí Viejo, y su estructura productiva combina la elaboración de azúcar crudo, alcohol y derivados, junto con una línea de alimentos y subproductos destinados a distintos mercados industriales. Fuentes del sector ratificaron a TDN la operatoria, estos nuevos capitales que se harán cargo del establecimiento fabril serían de Chile.
La planta da empleo a aproximadamente 1.200 trabajadores, lo que la convierte en uno de los polos laborales más significativos del este tucumano. Su envergadura también se refleja en los volúmenes industriales que maneja y en la diversidad de procesos internos que sostienen la actividad durante todo el año.
Un complejo productivo diversificado
Además de la producción azucarera clásica, el ingenio cuenta con una destilería que elabora licores combinados y alcoholes industriales, junto con procesos vinculados a la obtención de combustibles derivados y productos asociados al carbón vegetal. Esta estructura sitúa a Concepción entre las pocas plantas del país con una matriz productiva tan amplia dentro del sector sucroenergético.
Entre sus rasgos distintivos figura la producción de bioenergía. La industria genera dos tipos principales: el vapor que alimenta el funcionamiento interno del complejo y el alcohol que se produce en la destilería para usos industriales y energéticos. Este esquema la coloca dentro del conjunto de ingenios que trabajan con biomasa como fuente renovable. La bioenergía, derivada de materia orgánica de origen vegetal o animal, se obtiene tanto de residuos agrícolas como de subproductos de la molienda.
En paralelo, la planta dispone de la opción de incorporar RAC (Residuo Agrícola de Cosecha o “maloja”) en forma exclusiva o combinado con bagazo, lo que amplía las alternativas para la generación de vapor y permite ajustes según la disponibilidad del material biomásico.
Actor clave en momento de transición
El proceso de venta abre interrogantes en torno al futuro inmediato del ingenio Concepción y su relevancia dentro de la economía provincial. Su aporte a la última campaña lo posicionó como uno de los motores centrales de la industria, con una participación del 14,4% en la molienda total estimada en 17,67 millones de toneladas para Tucumán.
La magnitud del complejo y su rol tanto en la cadena productiva como en el empleo local vuelven estratégica la definición de un nuevo comprador, en un contexto en el que el mercado azucarero y bioenergético enfrenta desafíos de precios, costos y reconversión tecnológica.
Mientras avanzan las gestiones de venta, el ingenio Concepción está respaldado por una trayectoria histórica y un peso económico que lo ubican entre los pilares de la agroindustria tucumana.