Fue otra tarde oscura. Otra jornada en la que Atlético Tucumán vuelve a quedar en deuda fuera de casa, no solo por el resultado, sino también por la forma. Una vez más, el equipo mostró una versión apagada, pasiva, que parece más la de un espectador que la de un protagonista. El “Decano” repitió los mismos errores que lo persiguen cada vez que sale del José Fierro y dejó la sensación de que la historia, lejos de cambiar, se repite.
En el estadio Presidente Perón, Instituto se presentaba como un rival accesible: invicto, pero con muchas igualdades y poca eficacia ofensiva. Romper el maleficio parecía posible. Sin embargo, los fantasmas aparecieron rápido. El local fue más punzante desde el arranque, con un Córdoba que ganó todas las pelotas divididas y un Rodríguez que estrelló un tiro en el palo. A los 25 minutos llegó el golpe: dos cabezazos en el área y el delantero colombiano Córdoba definió con un envío flotado que sorprendió a Mansilla. Atlético tuvo la pelota, pero sin claridad ni profundidad.
En el complemento, el guion no cambió. El equipo de Pusineri se mostró confundido, sin ideas ni fluidez para generar peligro, mientras los de Oldrá esperaban agazapados para salir de contra. Los ingresos de Bajamich, Nicola, Auzqui, Godoy y Villa no modificaron la historia. Y lo peor llegó cuando Ferreira perdió el duelo físico ante Alex Luna, quien asistió al “Gato” Lodico: el mediocampista amagó con el cuerpo y definió al primer palo para sellar el 2-0.
Una derrota más. Otra mancha más al tigre. Y todo parece no mejorar. Si Atlético Tucumán quiere mantener sus chances de clasificar a los playoffs, deberá hacerse invencible en casa. Mientras tanto, Pusineri y su cuerpo técnico siguen sin encontrar las piezas adecuadas para resolver el rompecabezas de este Clausura.
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