Cada 1° de agosto, millones de personas en Argentina y América Latina celebran el Día de la Pachamama, una fecha de agradecimiento y conexión con la Madre Tierra. Una de las tradiciones más populares es beber caña con ruda, un preparado que busca purificar el cuerpo y alejar los males del invierno. La bebida se realiza macerando ruda macho en aguardiente de caña durante un mes y se toma al amanecer, en ayunas, como ritual protector.
La ruda, originaria del Mediterráneo, es una planta considerada sagrada por los pueblos originarios del norte argentino, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú. Se le atribuyen propiedades curativas y espirituales, y también se la utiliza en forma de infusión. El té de ruda, que puede prepararse con hojas secas o frescas, se consume en sorbos para aliviar cólicos, molestias menstruales y problemas digestivos. Sin embargo, especialistas como la dra. Fernanda del Valle Saravia, médica del Hospital Avellaneda, advierten que su consumo está contraindicado en niños, embarazadas y personas con problemas hepáticos, renales o de presión arterial.
Además del consumo, muchas personas realizan un baño purificador con ruda el 1° de agosto. Este ritual de limpieza energética se hace con hojas de la planta, agua y elementos como sal, romero o velas, siempre acompañado de una intención positiva. Se recomienda verter la mezcla desde el cuello hacia abajo y vestirse luego con ropa clara.
El Ministerio de Cultura de la Nación señala que esta tradición se originó como respuesta a las duras condiciones climáticas de agosto, cuando enfermedades y heladas azotaban a la población y al ganado. Hoy, más allá de sus usos medicinales, la caña y el té de ruda siguen siendo una forma de reconectar con nuestras raíces y honrar a la naturaleza.