Miles de seguidores de distintas generaciones despidieron este fin de semana a Ozzy Osbourne en Broad Street, el corazón de Birmingham, ciudad natal del legendario líder de Black Sabbath. Hubo flores, música en vivo y homenajes espontáneos al llamado “Príncipe de las Tinieblas”, fallecido el 22 de julio a los 76 años, tras luchar contra una variante de Parkinson.
El cortejo fúnebre fue acompañado por cánticos, guitarras y manos en alto haciendo los clásicos “cuernos del diablo”. Una banda de metales interpretó una versión de Iron Man, mientras fanáticos vestidos de negro saludaban al artista que cambió para siempre la historia del heavy metal y que supo conectar con el público más allá de su música, también desde la televisión con el reality The Osbournes.
En la ciudad que lo vio nacer como John Michael Osbourne, los tributos lo definieron como “hijo de la clase trabajadora”, humilde pero gigante. Su familia, Sharon, Kelly y Jack Osbourne, depositó rosas en el “Banco Black Sabbath”, símbolo del grupo que integró junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward. La muestra Ozzy Osbourne: Héroe de la clase trabajadora, expuesta en el Museo de Birmingham, acompañó los homenajes.
Entre los presentes hubo jóvenes de la Generación Z, como David Winser, de 20 años, que dejó una nota con la frase: “Los héroes son recordados y las leyendas nunca mueren”. Y también adultos que lo acompañaron desde los inicios: “Él era de este lugar, era este lugar”, dijo Baz Drew, mostrando un tatuaje de Ozzy. “Era más grande que la reina”, remató Chris Carpenter, su amigo y compañero de fábrica.