Sonreían, abrazados, en sus asientos del vuelo AI171 de Air India con destino a Londres. Esa selfie, tomada minutos antes del despegue, fue el último registro de Pratik Joshi, su esposa Komi Vyas y sus tres hijos. Su anhelo era establecerse en Londres, donde Pratik había vivido y trabajado como ingeniero de software durante seis años. Komi, una reconocida médica de Udaipur, había renunciado a su puesto días antes del viaje. Finalmente, todos los trámites estaban en orden y las valijas listas. El vuelo representaba el cierre de una etapa y la promesa de una nueva vida juntos.
A las 6:28 de la mañana, el Boeing 787-8 Dreamliner despegó desde Ahmedabad, pero menos de un minuto después, se estrelló contra un edificio cercano. Murieron 241 personas. El avión cayó en picado y se incendió tras el impacto. La investigación preliminar indicó que el tren de aterrizaje no se retrajo y que no hubo ninguna llamada de emergencia por parte del piloto. El único sobreviviente, Vishwashkumar Ramesh, un ciudadano británico de origen indio, logró escapar por una de las salidas de emergencia.
El accidente, el primero con pérdida total para un Boeing 787 Dreamliner desde su lanzamiento, ha conmocionado a la sociedad india. La historia de la familia Joshi-Vyas, cuyo último retrato juntos se ha difundido ampliamente, resume el anhelo de muchos migrantes. El primer ministro Narendra Modi calificó la tragedia como “una pérdida devastadora”. En Udaipur, colegas y ex alumnos organizaron vigilias para recordar a la familia.