“La construcción de valores comienza por respetar las decisiones, vivencias e identidades de los demás”. Con esa frase, la médica Fabiana Reina, una de las organizadoras del primer Encuentro Global de Infancias Trans que se realizará en Tucumán el próximo 18 de octubre, respondió a las críticas vertidas por dirigentes de la oposición y usuarios de redes sociales que cuestionan el apoyo estatal al evento, que quedó envuelto en una polémica con repercusión nacional.
Desde la oposición apuntaron contra el vicegobernador y presidente de la Legislatura, Miguel Acevedo, quien respalda la organización del Encuentro, al que consideran un instrumento de adoctrinamiento ideológico.
En diálogo con Tendencia de Noticias, Reina, quien es especialista en ginecología infantojuvenil y endocrinología ginecológica, aseguró que “muchas de las críticas que hoy se escuchan en torno al encuentro provienen del desconocimiento”.
Frente a ese panorama, la también referente de la Fundación Transformando Familias sostuvo que “una de las mejores respuestas es seguir informando, dialogando y visibilizando desde el respeto”.
La profesional explicó que la Fundación cuenta con personería jurídica y opera de forma regular bajo el control del ente regulador de la provincia, además de estar sujeta a evaluaciones nacionales. Y contó que “sus objetivos son muy claros: buscan saldar una deuda social histórica con identidades que siempre han existido, pero que durante mucho tiempo fueron invisibilizadas”.
En ese sentido, aclaró que las identidades trans “no son una moda ni una invención” reciente. “Existen desde siempre; lo que ha cambiado es el contexto cultural y social, que hoy nos permite hablar de ellas con mayor apertura y responsabilidad”, subrayó Reina.
En la misma línea, dijo que está demostrado que cuando las infancias trans son acompañadas con amor, respeto y aceptación, los resultados en términos de bienestar psicológico y calidad de vida son ampliamente positivos.
“La evidencia científica es contundente. Numerosos estudios han demostrado que cuando una infancia trans es respetada en su identidad, su salud mental mejora notablemente. No estamos hablando de ideología, estamos hablando de salud pública”, explicó la médica.
Un punto central que suele pasarse por alto, remarcó Reina, es que las personas trans no nacen adultas. “También existen como infancias y adolescencias, y es en esas etapas donde más necesitan acompañamiento y contención”.
Desde edades tempranas —3, 4 o 5 años— muchos niños y niñas trans comienzan a expresarse de formas que “no se ajustan a las normas binarias impuestas por la sociedad”.
“Una infancia trans no es una infancia confundida. Es una infancia que sabe quién es, pero necesita que el mundo adulto esté dispuesto a escuchar y acompañar sin prejuicios ni imposiciones”, afirmó.
En muchos casos, dijo, el verdadero desafío no está en el niño o la niña, sino en los adultos a su alrededor. “Muchas veces acompañar a la familia implica más trabajo que acompañar a la infancia. Son los padres, madres o cuidadores quienes necesitan derribar miedos, desinformación y mandatos culturales muy arraigados. Por eso nuestro trabajo también se enfoca en ellos”, comentó Reina, quien en agosto se reunió con Acevedo para obtener apoyo de la Legislatura.
Por otro lado, indicó que la Fundación trabaja con un sistema de “familias tutoras”, es decir, familias que ya han atravesado el proceso y hoy acompañan a otras desde la empatía y la experiencia. “No hay mejor forma de brindar contención que a través de quien ya ha estado en ese lugar. Esa red de familias tutoras es uno de nuestros pilares más valiosos”, detalló.
Más que un tratamiento médico
Además, Reina enfatizó que el acompañamiento no implica intervenciones médicas prematuras ni decisiones irreversibles. “Es importante aclarar que cuando hablamos de acompañar a una infancia trans no estamos hablando de tratamientos médicos. Estamos hablando de cuestiones tan simples —y tan profundas a la vez— como permitirles ser nombrados con el nombre que eligieron, vestirse como quieren, jugar a lo que deseen. Eso es una transición social, y no requiere ninguna intervención médica”, recalcó.
Las intervenciones clínicas, explicó, sólo se evalúan en etapas mucho más avanzadas del desarrollo, siempre con respaldo de equipos multidisciplinarios y siguiendo protocolos internacionales como los establecidos por la WPATH (Asociación Mundial de Profesionales para la Salud Transgénero). “Hay que desterrar la idea de que todo se trata de hormonas o cirugías. No se trata de apresurar decisiones, sino de acompañar trayectorias de vida con responsabilidad y respeto”, dijo Reina.
En este sentido, la profesional también hizo hincapié en que la Fundación aborda integralmente las distintas dimensiones que atraviesan a las infancias y familias trans: desde lo legal y educativo hasta lo emocional y sanitario.
“No podemos seguir ignorando una realidad que está ahí, que toca la puerta de muchas familias. La diferencia entre una infancia acompañada y una infancia rechazada puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, advirtió.
Finalmente, Reina subrayó que el trabajo de la Fundación cuenta con el respaldo de casi 100 familias de todo el país. “Si no estuviéramos haciendo bien las cosas, no tendríamos el acompañamiento que hoy tenemos. Cada mensaje que recibimos de agradecimiento es una confirmación de que este camino vale la pena”, expresó.
Y concluyó: “Entiendo que hay temas que generan incomodidad, pero como sociedad tenemos que animarnos a conversar sin prejuicios. Las infancias trans existen, y merecen vivir con libertad, respeto y amor. No estamos hablando de ideología; estamos hablando de derechos humanos”.