Foto: Prensa UAR
El comienzo del Rugby Championship no pudo ser con batacazo incluido para Los Pumas. El seleccionado argentino tuvo buenos momentos en el Mario Alberto Kempes de Córdoba, pero pagó caro la indisciplina y cayó 41-24 ante los All Blacks.
La historia comenzó torcida para el equipo de Felipe Contepomi. En apenas 10 minutos, los neozelandeses se pusieron 10-0 arriba, aprovechando un par de penales cometido por Argentina. Primero, con una certera patada de Beauden Barrett tras un golpe sin pelota de Santiago Chocobares, y luego con un try de Sevu Reece tras un line y maul, en una jugada que comenzó con un penal forzado con el contrarruck.
La reacción argentina no tardó demasiado en llegar. A los 16 minutos, tras una buena secuencia de pick & go que terminó forzando un penal, el apertura tucumano Tomás Albornoz ganó metros, lanzó un pase desde el piso y Chocobares, con un pase largo, encontró a Rodrigo Isgró en la punta, y sin marca, el wing apoyó, para recortar la diferencia a sólo tres puntos por la conversión de Albornoz.
Pero instantes después del try, Mayco Vivas vio la amarilla por un penal evitable. Y en esos minutos de superioridad numérica, los de Scott Robertson no perdonaron: tras un buen quiebre de Will Jordan, Cortez Ratima apoyó bajo los palos sin marca, para el 17-7 parcial.
Pese a todo, Los Pumas se sostuvieron en partido, y con un penal de Albornoz, se pusieron a sólo un try convertido de diferencia, aunque les costaba generar en ataque. Nada hacía prever, igualmente, que los All Blacks se irían al descanso 21 puntos arriba, pero eso sucedió: aprovechando los numerosos penales otorgados por Argentina, marcaron dos nuevos tries, de la mano de Ardie Savea y de Reece.
Los primeros 25 minutos del segundo tiempo fueron los mejores de Los Pumas en el partido. Con una buena conducción de Albornoz, figura de la cancha, y de Gonzalo García, obligaron a los neozelandeses a jugar en su propio campo, y a defender con uñas y dientes. El propio Albornoz marcó el segundo try argentino, con un buen movimiento tras un scrum, y luego de varios minutos merodeando el ingoal, Joaquín Oviedo apoyó a pura potencia bajo los palos. Con ambas conversiones certeras, la diferencia en el marcador se recortó a sólo 7 puntos, y la ilusión creció en el Kempes.
Pero la posibilidad de una remontada histórica quedó sepultada a 10 minutos del final. Los neozelandeses se levantaron después de un rato complicados, y apelando a su potencia física y al orden -aprovechando también nuevas infraccinoes argentinas-, marcaron dos nuevos tries, ambos a través del hooker Samisoni Taukei'aho, que sentenciaron el 41-24 final.
Lo positivo para Los Pumas es que demostraron que, cuando se largan a jugar, tienen material para complicar a cualquiera. Y que estuvieron firmes en el contacto, algo clave para jugar contra las potencias. El problema es que también cometieron errores, y sobre todo infracciones, que rivales del primer nivel las hacen pagar. La revancha llegará rápido: el próximo sábado, volverán a enfrentarse, esta vez en el José Amalfitani.
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