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UNA POLÉMICA SIN FIN

Empatía y escucha: la Iglesia llama a comprender sin juzgar tras la suspensión el Congreso de Infancias Trans

Obispos de Tucumán y Cafayate abogaron por la dignidad humana y la protección de niños frente a tratamientos irreversibles, tras la cancelación del Encuentro Global de Infancias Trans que se iba a realizar en Tucumán.

PorTendencia de noticias
14 oct, 2025 12:31 p. m. Actualizado: 14 oct, 2025 12:42 p. m. AR
Empatía y escucha: la Iglesia llama a comprender sin juzgar tras la suspensión el Congreso de Infancias Trans

En medio de la controversia que derivó en la suspensión del Primer Encuentro Global de Infancias Trans, previsto para este sábado 18 en la capital provincial, los obispos de Tucumán, La Santísima Concepción y Cafayate emitieron una carta pastoral que reafirma la dignidad humana desde una perspectiva católica, advirtiendo contra intervenciones irreversibles en niños y adolescentes. La decisión de cancelar el evento, anunciada por la Fundación Transformando Familias tras hostigamientos en redes y medios, fue calificada por sectores conservadores como un triunfo para la protección infantil, mientras la organización lamenta la "ausencia de empatía" y defiende su labor como obligación ética y legal.


El encuentro, que había convocado a más de 500 preinscriptos –incluidas familias, profesionales de la salud, docentes y activistas de diversos países–, buscaba abordar desafíos y acompañamiento para infancias trans, en diálogo con expertos en salud mental, endocrinología y derechos humanos. Sin embargo, generó una ola de críticas que cuestionaron su temática y el apoyo oficial de la Legislatura provincial.


En este contexto, los obispos Carlos Alberto Sánchez (Arzobispo de Tucumán), Roberto José Ferrari (Obispo Auxiliar de Tucumán), José Antonio Díaz (Obispo de La Santísima Concepción) y Darío Rubén Quintana OAR (Obispo de la Prelatura de Cafayate) publicaron la "Carta sobre algunos aspectos de la dignidad humana", un documento que, sin mencionar explícitamente el encuentro, aborda directamente las tensiones éticas y antropológicas subyacentes. Dirigida a la comunidad católica y "personas de buena voluntad", la misiva invoca el documento vaticano Dignitas Infinita para subrayar que "una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre" (Dignitas Infinita, 1).


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Los prelados reconocen el compromiso histórico de la Iglesia local con personas trans y vulnerables: "La Iglesia en Tucumán desde hace muchos años atiende, contiene y acompaña, tanto personal como grupalmente, la realidad de hermanos y hermanas trans y en muchas situaciones de vulnerabilidad, buscando siempre el amor, la misericordia, la inclusión, la dignificación…, abrazando la vida como viene en todas las circunstancias y contextos". Sin embargo, expresan profunda preocupación por lo que perciben como influencias ideológicas que desvinculan la identidad de la biología. Citando al Papa Francisco en Amoris Laetitia (56), advierten: "Un 'desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer... Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir, pero no separar» Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada»".


La carta profundiza en la complejidad de la identidad sexual, reconociendo influencias multifactoriales pero reafirmando límites: "También el Papa Francisco recordaba que 'tampoco se puede ignorar que, en la configuración del propio modo de ser, femenino o masculino, no confluyen sólo factores biológicos o genéticos, sino múltiples elementos que tienen que ver con el temperamento, la historia familiar, la cultura, las experiencias vividas, la formación recibida, las influencias de amigos, familiares y personas admiradas, y otras circunstancias concretas que exigen un esfuerzo de adaptación. Es verdad que no podemos separar lo que es masculino y femenino de la obra creada por Dios, que es anterior a todas nuestras decisiones y experiencias, donde hay elementos biológicos que es imposible ignorar. Pero también es verdad que lo masculino y lo femenino no son algo rígido' (Amoris Laetitia, 286)".


Cuidado y protección


El núcleo de la preocupación episcopal radica en la protección de la niñez: "Lo que realmente nos preocupa es que se pueda de alguna manera inducir a niños y adolescentes con tratamientos irreversibles que todavía no están aptos para recibir. Debiendo predominar la 'libertad responsable', la bioética enseña que niños y adolescentes gozan de la misma, aunque limitada, por carecer de la madurez que les permita tomar decisiones que comprometen su vida a futuro, ya que su identidad se encuentra en formación y no pueden consentir válidamente decisiones médicas que puedan resultar irreversibles". Invocando principios bioéticos, agregan: "Los adultos debemos cuidar y proteger a los niños y adolescentes ayudándolos a integrar su experiencia afectiva y corporal y custodiar su desarrollo integral, entendiendo la naturaleza humana 'como persona sexuada que es totalidad bio-psico-socio-espiritual'. Consideramos que el 'principio de precaución', aplicado junto al principio de 'primero no hacer daño', impone ser prevenidos y abstenerse de intervenciones que en virtud de los derechos humanos y los derechos sexuales puedan contradecir los derechos de los niños y adolescentes que priman sobre todo otro derecho".


Finalmente, los obispos proponen un camino de acompañamiento: "El mayor servicio que se puede hacer a un niño que presenta incongruencia de género es el de la escucha y el acompañamiento en verdad y responsabilidad. Una y otra se necesitan mutuamente, una y otra deben actuar al unísono". Llaman a la comunidad católica a una "actitud pastoral inspirada en la escucha, la empatía y la misericordia", y a las personas de buena voluntad a "vivir con dignidad la vida con todos los desafíos que hoy se presentan; y a dignificar a cada ser humano, por medio del respeto, el diálogo, la comprensión, la paciencia; especialmente el amor fraternal con todos, sin excepción".


La carta, firmada con "nuestro amor de padres y pastores", no alude directamente a la cancelación del evento, pero llega en un momento de alta polémica social, donde el debate entre derechos de género y protección infantil divide opiniones. Mientras la Fundación agradece el apoyo de aliados y reafirma su labor, sectores evangélicos y católicos ven en la suspensión una validación de sus posturas.


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