En una ofensiva sin precedentes, Israel lanzó un masivo bombardeo aéreo sobre Teherán y otras zonas estratégicas de Irán. La operación, ejecutada por más de 60 aeronaves de la Fuerza Aérea israelí, incluyó el lanzamiento de 120 municiones dirigidas a centros militares clave. Según informaron las Fuerzas de Defensa de Israel , entre los blancos alcanzados se encuentran fábricas de producción de misiles, depósitos de armamento y una base perteneciente al programa SPND, la Organización de Innovación e Investigación Defensiva que lidera el desarrollo de armamento avanzado del régimen iraní. Este organismo, fundado en 2011 por el científico Mohsen Fakhrizadeh, es considerado el núcleo del programa de armas nucleares iraní.
Además del ataque a la capital, las FDI bombardearon el oeste de Irán, donde detectaron trabajos para reconstruir lanzadores y depósitos de misiles dañados en ofensivas anteriores. El parte oficial confirmó la eliminación de “decenas de soldados” iraníes y la destrucción de alrededor de 200 lanzadores de misiles desde el inicio de la campaña aérea, lo que representaría dos tercios del arsenal de Irán. Sin embargo, se estima que aún permanecen operativos más de 100 sistemas de lanzamiento capaces de generar “daños severos” en territorio israelí. Como respuesta, Irán disparó aproximadamente 450 misiles hacia Israel y lanzó 1.000 drones desde su territorio y desde puntos ubicados en Irak y otras regiones aliadas.
Mientras la tensión escala peligrosamente, el papa León XIV pidió a la comunidad internacional un esfuerzo conjunto para frenar la violencia. “La guerra siempre es una derrota”, expresó, instando a buscar soluciones pacíficas en un conflicto que ya amenaza con desbordar fronteras. El bombardeo a Teherán representa un golpe directo al corazón del sistema militar iraní y enciende las alarmas de una guerra abierta entre dos potencias en constante enfrentamiento.