DEBUT DINÁMICO. Rappallini, titular de la UIA, asumió su cargo el martes y ya entabla las negociaciones con el Gobierno.
El Gobierno finalmente le dará luz verde en los próximos días a una medida que hace tiempo están trabajando en el equipo económico y que buscará mejorarle la competitividad a la industria exportadora.
De ahora en más, 4.411 productos no tendrán que pagar retenciones de entre el 3% y el 4,5% sobre el valor de la mercadería. Por medio del Decreto que saldrá en los próximos días en el Boletín Oficial, el Gobierno Nacional eliminará los impuestos a la exportación de productos elaborados, lo que dará competitividad a la industria local y fomentará las exportaciones. La medida beneficiará inicialmente a 3.580 empresas, casi el 40% de las que exportan en Argentina, según confirmó el ministro de Economía, Luis Caputo.
Según detallaron en la UIA, se trata del impuesto a la exportación cuyo gravamen varía entre 3% y 5%. Los industriales buscan eliminarlo. Esgrimen que no afectaría demasiado al objetivo fiscal, y que tendría un impacto positivo en el sector pyme que comercializa productos fuera del país.
Mochila con piedras
Martín Rappallini, flamante titular de la entidad sostuvo: “Queremos competir, pero no queremos quedar afuera de juego por tener una mochila llena de piedras”, pronunció en alusión a las reformas impositivas y la reducción del costo argentino que reclaman.
Según relató, “algunos sectores rebotaron y otros siguen rezagados”. Dentro de los primeros ubicó al automotor. Como contrapartida, construcción, textil y alimentos “siguen con una caída de entre 10% y 15% sobre 2023″.
El industrial precisó que actualmente la presión fiscal es de 52% y que es imprescindible para que la economía recupere competitividad. Como temas inmediatos a trabajar, Rappallini planteó la ley pyme, la reforma fiscal y la adecuación laboral.
En esa línea, descartó una devaluación como solución al tema de la competitividad, debido a que en poco tiempo los precios se emparejan y solo queda pérdida de actividad y aumento de la pobreza.
Equilibrio fiscal
Aunque el equipo económico del ministro Caputo dudó hasta el final sobre si incluir o no a los sectores más exportadores, como el automotriz, el aluminio y la petroquímica, finalmente decidió dejarlos afuera, ya que, por otra parte, quitarles los derechos de exportación a estos sectores implicaría un costo fiscal más elevado. Y la prioridad es cumplir con la meta de superávit fiscal. A lo largo del año el Gobierno buscará un ajuste fiscal más pronunciado que el esperado, hasta 1,6% del PBI.
El reclamo de los industriales no era nuevo, pero la medida se vuelve mucho más necesaria para el sector hoy debido al complejo escenario de competitividad interno y también externo. Muchos países están subiendo aranceles, por lo que si se suman los altos costos en dólares que tienen los sectores para producir y los impuestos que deben pagar para exportar, el escenario se torno muy negativo. Por otro lado, la venta en el mercado local también está resentida y se ve afectada por la competencia de la importación, que fue muy favorecida por la actual gestión -no sólo con la política cambiaria sino también con la baja de aranceles-, situación que complica aún más a los industriales.
Rappallini introdujo el triángulo de costos que compone al “industrialismo”: impuestos, logística y falta de infraestructura. Sobre este último, sostuvo que faltan rutas y reconoció que el sector privado puede hacerse cargo de obras que antes realizaba el Estado, pero hay que revisar cada caso.
A su vez, hizo referencia a otro de los grandes temas de agenda vinculado al comercio exterior: el posible acuerdo comercial con Estados Unidos. “Es una gran ventana de oportunidad”, describió Rappallini y resaltó al sector autopartista como uno con buenas perspectivas.