
La Justicia de Santa Fe reactivó la investigación por el abuso y crimen de María Florencia Morello, ocurrido en octubre de 2025, luego de detectar un nuevo avance clave: un patrón genético que podría ayudar a identificar al autor. La causa fue incorporada al Programa de Recompensas del Gobierno provincial para facilitar la obtención de información.
Según informa Noticias Argentinas durante años, el expediente había sido archivado, lo que impidió que la familia de la joven encontrara justicia por el abuso sexual seguido de muerte. Sin embargo, en las últimas horas, las autoridades provinciales confirmaron la reapertura del caso al constatar la existencia de evidencia genética aún útil para la investigación.
El comunicado oficial señala que la causa se reabrió “ya que existe el registro de un patrón genético que conserva utilidad para dar con la identidad del autor” y que, por decisión judicial, fue incorporada al Programa de Recompensas de la provincia.
La Fiscalía General solicitó al Ministerio de Justicia y Seguridad la incorporación del caso al programa “a los fines de aumentar las probabilidades de obtener información útil para su esclarecimiento”. En respuesta, el ministro Pablo Cococcioni resolvió formalizar la medida y fijó una recompensa de 25 millones de pesos para quienes aporten datos que permitan identificar a los autores, cómplices, encubridores o instigadores del crimen.
La investigación quedó a cargo de la fiscal Jorgelina Moser Ferro, de la Unidad Fiscal de Violencias de Género, Familiar y Sexual (GEFAS), luego de que su colega María Cecilia Vranicich dictara la Resolución RJ N.º 53/2025, del 29 de octubre, ordenando la reapertura del expediente. La decisión fue comunicada al fiscal regional de Santa Fe, Jorge Nessier.
Además, la Fiscal General encomendó la asistencia técnica del caso a la jefa del Laboratorio Forense Zona Norte del Organismo de Investigaciones (OI), Consuelo Martí, para el análisis del material genético detectado.
El caso
María Florencia Morello, oriunda de la ciudad de Calchaquí, se había trasladado a la capital santafesina para estudiar arquitectura. En octubre de 2025 fue atacada cuando se dirigía a la terminal de ómnibus.
La joven fue internada en el Hospital Cullen, donde permaneció cinco días antes de fallecer a causa de las graves lesiones sufridas. La autopsia reveló que había sido asfixiada y golpeada brutalmente: presentaba un ojo destrozado, un brazo roto, la pelvis fracturada y signos claros de violación.